viernes, 7 de diciembre de 2007

"ANTES DE LAS ORGANIZACIONES EDUCATIVAS"

La Organización de Centros creció espectacularmente a raíz de su unión a la Didáctica y de su desarrollo como área de docencia e investigación. Como toda ciencia joven se nutre de diversas fuentes que van variando conforme la sociedad cambia y se reestructura. La educación siempre será lo que sea la sociedad en la que se desenvuelve. La aparición de nuevas fórmulas de organización social, con una simultaneidad de crisis sociales: del trabajo, del Estado, de los individuos, de la sociedad determina cambios que afectan a todos los subsistemas sociales, por lo tanto también al subsistema educativo.



A su vez las aplicaciones prácticas de la inteligencia no se miden en productos, son intangibles y sus orígenes básicos son: persona, organización, tecnología, mercado, etc. En definitiva son el valor creado procedente de las personas,(capital humano), el valor generado por la organización y la tecnología (capital Estructural) y el valor emanado por las relaciones con el mercado y con los agentes sociales (proveedores, clientes, competidores, etc.) que integran el entorno (Capital relacional). El conocimiento se convierte pues, en el valor añadido de las organizaciones.



¿Cómo organizar la enseñanza en la sociedad de la información y del conocimiento?

Los límites entre la escuela y sociedad son cada vez más borrosos. La necesidad de aprender y almacenar conocimientos en el cerebro ha sido en partesustituida por los ordenadores: tienen un coste razonable, son exactos y precisos, pueden resolver y almacenar información de todo tipo, la informática ha pasado a las masas y a formar parte de las vidas de todos. La información se configura como un recurso autónomo que genera riqueza y poder. Los ordenadores están presentes en la escuela y en la sociedad y ambas se convierten en organizaciones que aprenden y a la vez enseñan. Internet se revela como una telepolis o Pangea que permite todo tipo de actividad social, formativa, instructiva, de ocio, etc. es una nueva forma de organización social que transforma el planeta en la aldea global, utopía soñada hace unos cuantos años y hoy convertida en realidad. Pero paralelamente se da en este modelo de sociedad de la información, escolar por antonomasia, una tendencia a la autodestrucción que algunos han tildado de “organizaciones suicidas” (Garzón, 2000). Para evitar que las escuelas se sacrifiquen a sí mismas en aras de la modernidad y las nuevas tecnologías, para conseguir la calidad matizada de equidad, es necesario que no se confunda la diversidad, tanto cultural como personal, con el relativismo moral, se deben fijar límites basados en criterios educativos que distingan las líneas educativas de las puramente tecnológicas y comerciales.


La Organización de centros no va a ordenar nuevas realidades, sino que seguía ordenando las escolares, pero éstas están experimentando, en cuando objeto de conocimiento, mutaciones importantes derivadas de modos distintos de elaborar el conocimiento organizativo, de ser tratado y conocido. Tengamos en cuenta las palabras Kennet Laudon (1980, 135): “la informática parece ser un elemento que facilita las tendencias sociales, políticas y culturales del momento, pero no las crea”. Dos de los aspectos organizativos tradicionales fueron el tiempo y el espacio.


Pero las características de la nueva sociedad hacen desaparecer, o la menos diluyen estos aspectos en una sociedad que se caracteriza por: “deslocalización espacial del conocimiento, destemporalización de la comunicación, transformar los actores de la comunicación de sujetos pasivos a activos participantes, la diversidad de códigos y lenguajes que pueden ser puestos a disposición de los usuarios, la rapidez de su implantación y la globalización de su influencia en diferentes sectores” (Cabero, 2000, 83). El lugar era el elemento imprescindible donde transcurrían las experiencias y las percepciones educativas, al que había que recurrir para la contextualización de los conocimientos y para adaptarse a las características de los sujetos que aprenden. Con la virtualización este sentimiento de lugar se tiende a disolver: “La categoría de lugar se dispersa y se vuelve evanescente, fantasmagórica, plural, compartible, híbrida, ubicua.
Idóneo elemento para el espíritu. Disolución del cuerpo, dilatación del espíritu” (Morón, 1999, 92).


Este aspecto que aparentemente supone un ahorro en infraestructura necesita de más recursos organizativos para disponer el acceso sea diacrónico o sincrónico. Una característica de la sociedad de la información es la descentralización y la dispersión de poblaciones y servicios, y por tanto el reacondicionamiento espacial (Ortiz Chaparro, 1995, 109) de las sociedades de la información lo que nos lleva a una sociedad y a una escuela de riesgos, que aconseja que tengamos en cuenta de forma preventiva dos cuestiones: la inseguridad respecto a lo educativos o deseducativos que puedan ser los productos de la red; y la mezcolanza de datos, oportunidades y productos que en ella se encuentran que pueden variar, desde la visión instructiva a la delicitiva.


Los delitos que se cometen al amparo de la red aún están poco regulados jurídicamente y ello crea un nivel de inseguridad, y hasta de perversiones ligadas a ella que los educadores deberemos controlar y prevenir. “Internet, no tiene presidente, director ejecutivo o mandatario. (...) nadie gobierna en Internet, no existe una entidad que diga la última palabra. No está bajo control de ninguna empresa y, de hecho son los propios usuarios quienes asumen la responsabilidad de su funcionamiento”(Morón, 1999, 96).


Por ello puede ser aprovechada tanto para educar como para delinquir, para instruir o para
adiestrar en el crimen. Respecto al tiempo ocurre lo mismo. En la sociedad del conocimiento no es necesaria la concurrencia temporal de maestros y alumnos para enseñar y aprender, según una de las conocidas definiciones de Organización Escolar, sino que ambos pueden comunicarse sin el factor tiempo y pueden desarrollar la comunicación educativa en momentos distintos: “El sujeto puede materializar, incondicionado por el tiempo y el lugar todas las formas de identidad, antes sólo soñadas, sublimadas” (Morón, 1999, 92).


Los ahorros que se puedan producir por la electricidad, la limpieza y el mantenimiento de las clases, se habrán de dispensar en mantenimiento de los equipos, aprovisionamiento de los mismos, y aumento en lo referido a la organización y disposición de recursos didácticos materiales. En cuanto a los recursos personales será necesaria una disminución del tiempo del profesor como transmisor y un aumento del profesor como tutor, como guía y seleccionador de contenidos.


Además el profesor ya no será el único recurso personal, sino que entrarán en el acto educativo un mayor número de profesionales, tanto de apoyo como técnicos en utilización de los recursos y
administradores del sistema. En este nivel la mayor información y el fácil acceso a ella permitirá una mayor horizontalidad y cooperación entre profesores, alumnos, padres y equipos de apoyo.


El nuevo tipo de escuela que puede ser representado usando la terminología de la red como un NODO tanto físico como virtual en el que se seleccionen contenidos, valores, habilidades, etc. Pierde la necesaria sincronización tiempo y espacio, dos elementos básicos hasta ahora en la organización escolar. La abolición del sincronismo espacio-temporal y su sustitución por la colaboración entre iguales, sea directa o en la distancia, transforma la estructura y el propio concepto de enseñanza, de conocimiento y de trabajo.




La complementariedad del nodo o centro como centro piloto con equipos docentes de apoyo que puedan actuar tutorizando alumnos de forma intensiva sea en dobles turnos de escolaridad, sea desplazándose para atender personalizadamente a alumnos cuya distancia al nodo sea excesiva o cuyas peculiaridades físicas no le permitan acceder al centro piloto. La educación será en su mayor parte lo que hoy llamamos educación a distancia o centros y aulas virtuales (Cabero, 2000) ya que las distancias desaparecen en buena medida al poder compartir espacios virtuales.


¿Serán los centros virtuales parecidos en cuanto a su organización a los actuales presenciales? Tenemos fundados motivos para pensar que no. Pero ¿Cómo organizarlos? Se le atribuye a Alfonso X el sabio la cita siguiente: “Si en Señor todopoderoso me hubiera consultado antes de embarcarse en la creación, le habría recomendado algo más simple”. Si el mundo es complejo y cambiante, también lo será la organización de nuestras escuelas. Tendremos que idear estructuras organizativas complejas capaces de cambiar y aprender de los cambios ante la imparable evolución de la humanidad. Las escuelas como organizaciones que aprenden tendrán que mejorar las capacidades de sus miembros, que utilicen todo el potencial de las personas que la conforman, que aprovechen el conocimiento de sus miembros como fuente de procesos de mejora en beneficio del conjunto de la organización.




Las escuelas en la sociedad del conocimiento deberán ser capaces de enfrentarse constantemente a situaciones nuevas, desconocidas, innovadoras y saber utilizar esta dinámica de cambio permanente como fuente de mejora en sus procesos y en su organización. Tendrán que ser necesariamente organizaciones que aprenden (Bolívar, 2000) así como la sociedad de la información tendrá que evolucionar hacia la sociedad del aprendizaje, donde los modelos educativos y su organización tienen un relevante papel.





El mercado va a incidir en la organización de los centros educativos, el potencial de profesores y alumnos, tanto de niveles primario y secundario como universitario, va a disputarse estos elementos personales organizativos tradicionalmente, y a condicionar el consumo y la transmisión cultural. Empresas de Estados Unidos financian los ordenadores de ciertas escuelas a cambio de que programen unas noticias cargadas de publicidad con marcas caras que consumen los escolares.




Moncada (2000) refiere el caso de Zapme, empresa que regala ordenadores y conexiones a internet a los centros educativos condicionado a que éstos conecten con canales especiales con
anuncios propios. Esta cultura nueva hace cambiar estructuras sociales, por ejemplo el cierre del 50% de las bibliotecas públicas en California, pero también escolares, con la menor consulta a las bibliotecas tradicionales que irán sustituyéndose por bibliotecas virtuales donde lo que prima es la educación para consumir más de los alumnos jóvenes.



Alertar sobre el peligro que supone esta oferta de recursos aparentemente gratuitos, que buscan una colonización comercial entre el alumnado joven e inmaduro, parece necesario y pertinente. La mayor necesidad se traducirá nuevamente en mayor influjo con la consiguiente discriminación de los menos desfavorecidos que tendrán que aceptar el material con la consiguiente carga publicitaria o verse privados de él. La instauración de algún tipo de protección de los ciudadanos y de los consumidores de que habla Bustamante (2000, 23) con reglas éticas que protejan su intimidad, la calidad de su información, su espacio público y su derecho a elegir.

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