Hoy ni siquiera sé qué pensar de todo lo que veo, de todo lo que siento, de todo aquello que me come las entrañas. De todas aquellas injusticias que matan a este maldito mundo. Porque aún hay niño que sueñan cada noche con un plato de comida. Porque aún hay personas que no quieren seguir viviendo la vida que les tocó. Porque aún existen personas sin escrúpulos que venden la dignidad de una menor de edad. Porque aún el amor no ha reinado ni siquiera con la persona que tenemos delante y necesita nuestra ayuda.
Es por todo ello que despierto cada mañana con el miedo en el alma. Con miedo de encender la televisión y ver todas aquellas noticias a las que les damos la espalda pero que seguirán ahí por mucho tiempo.
Ni siquiera el amor es un valor que se mantenga. Ni siquiera la sinceridad, la solidaridad, la compasión… se mantienen en muchas personas. Creyeron encontrarla algún día pero las perdieron y todo aquel que está a su lado lo nota.
Carpe Diem dejó de significar mucho para mí, mientras el mundo siga así realmente ¿podemos aprovechar el momento como si fuera el último? Creo que no mientras no haya mentes concienciadas de aquello en lo que vivimos y por lo que no luchamos ni tan sólo un día de nuestra vida.
"La miseria de la abundancia convive con la abundancia de la miseria"...